Empieza nuestro camino en un cruce… ¿qué dirección debemos tomar, una carretera de asfalto llevadera o la pista empedrada?
Obviamente, nos adentramos por el camino de grija, comenzando así el viaje por la naturaleza, por uno de los parajes más bonitos y aun parcialmente desconocido de nuestro valle.
Robustos árboles nos guían el paso mientras nos encontramos a su vez con las pequeñas pero fuertes flores de colores que asoman en primavera en estas montañas.
Continuando nuestro camino elegido no nos deja de acompañar el relajante zumbido del agua que discurre a nuestra derecha. Por fin decidimos acercarnos, atravesando el pequeño bosque ayudados por las ramas de los árboles que nos hacen de barandillas y puentes, recorremos ese lugar mágico con rocas cubiertas por musgo y helechos adornando las raíces de los árboles. Así llegamos al claro que en ese lugar construye el cauce del río. Después de esa especie de bosque encantado lo que nos faltaba por encontrar era una pequeña cascada, seguida de un estrecho pasadizo que finaliza en un jacuzzi natural y continua su ruta hacia el pueblo dejándonos atrás.
Ni un cuento de hadas podría describir este lugar, y si lo haría sería el sitio perfecto para despertar a esos seres que llenan las leyendas.
Pero esto solo acaba de empezar…. A lo largo de todo el recorrido nos toparemos con cascadas cada vez más bonitas, con pozos aún más sorprendentes, un parque en mitad de la nada, bosques de hayedos, vistas asombrosas… Un lugar idílico que en esta estación del año se convierte en algo más especial si cabe.
